Día
1 de octubre: Dios está en los cielos, la bolsa está a 10.140, la mayoría de
los vuelos llegan a tiempo y Clayton Riddell, un artista de Maine, casi salta
de alegría por Boylston Street, en Boston. Acaba de firmar un contrato para
ilustrar un cómic que le permitirá mantener a su familia con su arte en vez de
tener que dar clases.
Ya ha comprado un regalo pequeño (¡pero caro!) a su
sufrida mujer y tiene claro lo que va a regalar a su hijo Johnny. ¿Por qué no
algo para sí mismo? Clay presiente que todo va a ir mejor a partir de entonces.
Pero bruscamente se trastorna todo: se produce una devastación masiva, causada
por un fenómeno que más adelante llamarán "El Pulso", que se reproduce a través
del teléfono móvil; de todos los teléfonos móviles.
Clay junto a unos cuantos supervivientes desesperados, se encuentra arrojado a una edad oscura, rodeados por el caos, la hecatombe y una masa humana degradada a su estado más primitivo. Parece que no hay forma de escapar a esta pesadilla. Sin embargo, una flecha indica a Clay el camino de su casa en Maine; mientras él y sus compañeros de viaje avanzan entre escenas espeluznantes hacia el norte, empiezan a ver los crudos signos que confirman la dirección: KASHWAK = NO-FO; una promesa, quizás; o una amenaza.
Clay junto a unos cuantos supervivientes desesperados, se encuentra arrojado a una edad oscura, rodeados por el caos, la hecatombe y una masa humana degradada a su estado más primitivo. Parece que no hay forma de escapar a esta pesadilla. Sin embargo, una flecha indica a Clay el camino de su casa en Maine; mientras él y sus compañeros de viaje avanzan entre escenas espeluznantes hacia el norte, empiezan a ver los crudos signos que confirman la dirección: KASHWAK = NO-FO; una promesa, quizás; o una amenaza.
Hay miles de millones de teléfonos móviles
en el mundo. ¿Quién no tiene uno? Esta novela fascinante, absorbente y cruel de
Stephen King no solamente hace la pregunta "¿Me oyes ahora?", sino
también responde, y de una forma muy, muy inquietante.