Algunos diríais que sonreírle a la muerte tan de cerca debería ser algo glorioso, pero no hay nada de glorioso en esto. Tan sólo un siniestro y profundo vacío interior. El destino me hizo caminar entre demonios sin la necesidad de temerles.
Me permitió contemplar el sol sin apartar la mirada hasta el reinado de la noche. Puso el peso de este mundo a mis espaldas, y también quiso hacerme recordar lo que es amar… lo que es decidir que el ser humano merece una segunda oportunidad. ¿Hubo alguna vez un motivo para tantas leyes rotas? Quién sabe… Dejad que os hable de un viaje fascinante y de tierras lejanas; de lealtades inquebrantables y de criaturas inimaginables.
Me llamo Erico Lombardo, y soy un ser condenado a tener conciencia de sí mismo. Puede que, después de mi muerte, aún siguiera quedándome una última cosa por hacer..."
lo voy aleer :)
ResponderEliminar