
Su hora estaba próxima. Pero antes de morir el hoy llamado san Juan Evangelista escribe su cuarta y postrera epístola, destinada a todos los creyentes de la naciente Iglesia.
Han transcurrido setenta y tres años desde la muerte y resurrección de Jesús de Nazaret y los errores de unos y de otros amenazan con falsear el gran mensaje crístico.
Juan lo sabe y decide revelar lo que nadie —ni él mismo— se ha atrevido a proclamar hasta ese momento.
Esta obra no es, ni pretende ser, un documento histórico. En todo caso, un documento que pudo ser y que está en la mente de muchos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por su comentario.